Hoy amanecí con suerte, sentado al pie de mi cama y con el periódico en mis manos, descubro que la sociedad en la que ahora vivo, los adelantos tecnológicos a los que tuve que acostumbrarme y los sacrificios que padecí para llegar a este país, no pudieron opacar mis recuerdos. Recuerdos que inundan mi mente en forma casi inmediata al leer un artículo entre cubierto en alguna de las páginas de periódico.
Esta nota elogia una de las mejores gastronomías del mundo, y con solo leer los grandiosos comentarios me siento orgulloso y no puedo evitar extrañar mi país. Y es que la comida es solo el inicio de tantas emociones que siento al leer Perú.
Son casi las 8.00 de la mañana pero la curiosidad y el interés en el artículo, hace que sacrifique algunos minutos más.
¡Mi Perú! Carajo como lo extraño ¡cómo no recordar el carrito de anticucho al paso, los pícaroncitos de la esquina, el cebichito del fin de semana, o el chicharroncito de un sol. Como no recordar, si el sabor lo llevo marcado, al igual que mi barrio, mí calle, mi gente.
Ese barrio, que me vio crecer, gastar mis zapatos en la cancha, llegar cansado de latear en la avenida. Ésa calle, que fue testigo de una que otra bronquita. Ésa gente, con la que pase las mejores épocas de mi infancia y juventud y que en su momento me despidió con los mejores recuerdos. Ésas cosas nunca se olvidan.
En cambio aquí las cosas cambian la distancia aleja las familias, todos viven tan ocupados y en casas grandes y lujosas cada uno con sus propios problemas, y ni enterados si alguien cumple o deja de cumplir años.
Pero en Perú, los cumpleaños son sagrados, la tía, la abuela, el primo, el sobrino, el tío, el hermano, el amigo, la vecina, el hijo de la vecina, su perro y su gato están invitados.
Ellos... esa gente , se convierten en los protagonistas del festejo, porque allá la unión si existe, y claro no podría faltar el cajón, la guitarra e incluso la cuchara para tocar las mejores serenatas y si se suma una mesa también se puede acompañar, el son de la criolla.
¡Fiestas esas! ¡Fiestas aquellas! Los cuales no podrían terminar solo con 1 vaso de cerveza sino miles de botellas llenas de emoción, alegría, y futura pelea. En donde nadie puede negar que la pasó bien, comió bien, bailo bien, se emborracho bien y todo corrió a cuenta de la casa.
Esas cosas nunca se olvidan y estoy seguro lo lleva en la sangre cualquier peruano nacido en el barrio, la vecindad, la quinta, el balcón o en la casa de playa, y es que todos sabemos festejar con los nuestros, con corazón, así el equipo no meta, así el presidente muera, así los impuestos se incrementen, el sentimiento es único y la jerga universal.
Mis recuerdos me llevan y los minutos se convirtieron en horas.
El pequeño articulo en sí me llevo a un gran sentimiento llamado Perú.
Sí, y es que así es un peruano, vacancito, medio pirañon, orgulloso, sentimental y lleno de recuerdos.
Sé que tuve que salir de mi país natal por la promesa de un sueldo mejor pagado y estoy seguro esta es la realidad de muchos compatriotas, aun así me consuelo con saber que cuando regrese, me van a estar esperando… y lo mejor de todo es que, todo será como antes, como siempre, como solo Perú sabe ser… con cada jerga y palabra refinada, con cada ceviche y levanta muertos, con cada pisco y emoliente.
Como siempre Perú sabe ser.
inspirado en el autor:Gian Marco titulada: Hoy
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